Si me despiden…., que sea por hacer cosas.
Uno de los aspectos más enriquecedores de mi actual trabajo, es que me da la oportunidad de compartir reflexiones de negocio y de gestión con muchos directivos de nuestro sector, lo cual es un verdadero privilegio, pues hace que mi marco de referencia cada vez sea más amplio.
Hace no mucho tiempo, uno de estos colegas me argumentaba que cualquier ejecutivo tiene dos caminos a la hora de afrontar su desempeño en una organización, o bien desde el liderazgo o bien desde la justificación, es decir, con una actitud proactiva o reactiva.
Y es que ciertamente, la actitud es una de las claves fundamentales tanto en el desarrollo personal como en el profesional y por consiguiente, la actitud es también un factor crítico para el propio desarrollo de las compañías, pues no olvidemos que las empresas, incluso las más tecnológicas, están al final formadas y gestionadas por personas.
Soy consciente, que en las organizaciones existen diferentes “momentos” que facilitan una u otra actitud, sin ir más lejos, la crisis económica ha obligado a que muchos directivos pasaran demasiado tiempo en “modo reactivo”, justificando los resultados en vez de estar focalizados en construir soluciones más adecuadas a un entorno complejo y en plena transformación.
Ahora bien, si por cualquier motivo, tu compañía, o tu mismo estáis todavía en ese “modo reactivo”, mi consejo es que te apresures a cambiar de estado si todavía estás a tiempo. Porque la crisis es posible que haya amainado, pero el proceso de transformación no.
Como pudimos corroborar en el último foro de Hosteltur, y como puedo escuchar en la opinión de muchos directivos, el proceso de transformación (acelerado por la crisis) no ha terminado aún, ni mucho menos, nuestro sector sigue en continuo movimiento y además, estos cambios se producen cada vez con una mayor rapidez, y es que lo queramos o no, “el cliente va más rápido que nuestras empresas”.
Ante esta situación, empresas y personas tenemos la opción de poder elegir entre los dos caminos que apuntábamos inicialmente, o gestionamos nuestro desempeño con proactividad y hacemos cosas para adecuarnos a los cambios, o por el contrario, seguimos (y no se por cuanto tiempo más) justificando los resultados que el mercado y los clientes nos quieran otorgar.
Dicho de otra manera y como decía un buen amigo hotelero, “si me tienen que despedir, que sea por hacer cosas y no por no haber hecho nada durante todo este tiempo”.
Ahora más que nunca, esa es la actitud!!!.